Cuando hablamos de destinos con potencial turístico y al mismo tiempo con visión inmobiliaria de futuro, inevitablemente tenemos que mirar hacia la costa yucateca. Telchac Puerto, un pequeño paraíso del Golfo de México, se está convirtiendo en el epicentro de un nuevo estilo de vida: el lujo descalzo. Y en el corazón de ese movimiento surge Navela, un proyecto que busca redefinir la manera en que habitamos el mar.

Hay lugares que no se visitan: se viven. Espacios donde el tiempo parece detenerse y la vida retoma un ritmo más humano, más auténtico. En la Península de Yucatán, entre cenotes, senderos y cielos estrellados, surge un concepto que va más allá del turismo tradicional o de la inversión inmobiliaria: Club Entreselvas, el primer club de selva en México.

Hablar de Yucatán es hablar de contrastes fascinantes. En un mismo día puedes caminar entre pirámides mayas, probar una cochinita recién salida del horno de tierra, recorrer calles coloniales en Mérida y, poco después, dejarte acariciar por la brisa del mar en la costa. En este contexto surge Mahanyé, un proyecto que busca capturar lo mejor de esos mundos y transformarlo en un estilo de vida.

Hay lugares que enamoran a primera vista, y eso me pasó hace unos días en Parque Central, Cholul, una de esas privadas residenciales que combinan seguridad, tranquilidad y diseño pensado para disfrutar la vida. Entre calles arboladas y un ambiente relajado, descubrí una casa en venta en Mérida que me hizo decir: “yo podría vivir aquí”.

Cuando hablamos de paraísos naturales en México, enseguida vienen a la mente nombres como Cancún, Tulum o Playa del Carmen. Sin embargo, hay un nuevo protagonista que está conquistando miradas, carteras e ilusiones: la Costa Esmeralda en Yucatán, un corredor costero que hoy se conoce como la nueva Riviera Yucateca.