Dónde pongo la meta, llevo mi vida: el arte de liderar con propósito ✨

Por Patricia Doménech

Liderar con propósito no es otra cosa que vivir con metas que se alineen a lo que eres y a lo que quieres aportar al mundo.

“Solo cabe progresar cuando se piensa en grande, solo es posible avanzar cuando se mira lejos.” —José Ortega y Gasset.

Soñar es maravilloso, pero más aún es saber que esos sueños se cumplen cuando están alineados con tu ser interno. Un sueño no es un capricho: nace de tu misión personal, de esa mezcla de valores, intereses, deseos y metas que dan sentido a tu vida. Esa misión es tu brújula, y las metas son los pasos que marcan tu viaje.

¿Cómo deben ser las metas de un buen líder?

• En positivo. No se trata de huir de lo que no quieres, sino de acercarte a lo que sí deseas. La diferencia entre “no quiero engordar” y “quiero estar sano y fuerte” es abismal: en el primer caso hay miedo, en el segundo hay motivación real.

• Retadoras. Una meta demasiado fácil no inspira, y una imposible solo frustra. La clave está en el equilibrio: lo suficientemente ambiciosa para impulsarte, pero alcanzable con disciplina y esfuerzo.

• Concretas. No basta con decir “quiero practicar yoga”. Pregúntate: ¿Qué tipo de yoga? ¿Cuántos días a la semana? ¿en dónde? La concreción te lleva directo al plan de acción.

• Conectadas contigo. Si la meta no vibra con tu esencia, la abandonarás tarde o temprano. Y, ojo: perseguir un objetivo que no te apasiona y lograrlo es uno de los mayores autoengaños.

  
  

El salto al vacío 🚀

Entre lo que eres y lo que quieres ser siempre hay un abismo. Ese salto da miedo porque implica salir de la zona de confort. Pero solo lo podrás dar si tu meta es lo bastante clara y emocionante como para empujarte hacia adelante. El miedo se disuelve cuando la ilusión es más grande que la incertidumbre.

Haz una lista de tus metas personales y profesionales. Clasifícalas entre concretas y difusas. Trabaja primero las concretas: define el “qué, cómo, dónde y cuándo”. Recuerda: no es suficiente con tomar decisiones; es la acción la que da peso a cada paso. Como dijo Goethe: “No basta dar pasos que algún día puedan llevar a la meta, sino que cada paso debe ser una meta, sin dejar de ser un paso.”

Al final, liderar con propósito no es otra cosa que vivir con metas que se alineen a lo que eres y a lo que quieres aportar al mundo. Cada sueño puede cumplirse, siempre que lo conviertas en una meta clara, conectada y accionable.

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