El peligro invisible del correo electrónico

Por Pedro Reymond

Según Atlassian, un trabajador recibe en promedio 304 correos semanales relacionados con su empleo.

¿Lo primero que haces al despertar es revisar tu correo electrónico? Si es así, no estás solo… pero cuidado: ese gesto aparentemente inofensivo puede convertirse en un hábito compulsivo que roba horas, drena energía y dispara los niveles de estrés.

Los números lo confirman. Según Atlassian, un trabajador recibe en promedio 304 correos semanales relacionados con su empleo. Eso significa revisar la bandeja unas 36 veces por hora, perdiendo 16 minutos en volver a concentrarse tras cada interrupción. Y un estudio de McKinsey reveló que dedicamos 28% de la jornada laboral solo a emails. Imagina ese dato multiplicado por el uso constante de los smartphones hoy en día.

Gloria Mark, investigadora de la Universidad de California, fue más allá: en su estudio de 2016 calculó que una persona consulta el correo en promedio 77 veces al día, y en casos extremos ¡hasta 405 veces! Eso no solo interrumpe, también provoca que tardes hasta 25 minutos en retomar tu tarea anterior. Una locura tecnológica del siglo XXI que, si no controlas, puede devorarte.

Los efectos de vivir atado al correo

• Interrumpe tus labores. Cada vistazo a tu bandeja corta tu concentración, y recuperarla es mucho más costoso de lo que crees.

• Genera adicción. La revisión compulsiva crea una conducta aprendida: cada notificación se convierte en un “premio” que tu cerebro busca una y otra vez.

• Procrastinación disfrazada. Postergas lo importante por atender correos que casi nunca son urgentes. La culpa y la ansiedad se vuelven tus compañeras.

• Pérdida de tiempo. Un clic lleva a otro, y de pronto estás atrapado en un mar de información irrelevante.

• Ansiedad y estrés. El multitasking mal manejado genera errores, retrabajo y agotamiento físico y mental.

  
  

4 reglas de oro para domar tu bandeja de entrada 📩

1. Establece horarios específicos. Evita revisar tu correo al despertar. Basta con un bloque en la mañana y otro en la tarde.

2. Ataca de lleno. Cuando abras tu bandeja, dedícate solo a eso: leer, responder, archivar y eliminar. Nada más.

3. Prioriza lo tuyo. Atiende primero tus asuntos, luego los de los demás.

4. Escribe corto. Correos de máximo 5 renglones te ahorran tiempo a ti y a quien los recibe. Si es un tema complejo, mejor llama o agenda una videollamada.

La bandeja de entrada puede ser tu aliada o tu verdugo. La diferencia está en cómo la gestionas. Dominar el correo no solo aumenta tu productividad: también recupera tu calma, tu foco y tu tiempo.

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